Mi nombre es Copy, creo que me lo pusieron porque me parezco (eso dicen) al gato que vive dentro. Yo estoy fuera, vengo de vez en cuando. Les visito porque me dan amor y comida, sobre todo, comida. Andan incluso investigando sobre comederos para gatos callejeros. No sé qué tienen estos humanos pero me miran con ternura.
Es cierto, nos parecemos, yo soy el de delante en la foto. Pero en el caracter, no, yo soy mucho más amable (lo maullo ahora que no me ve). Tengo que dar gracias porque el de dentro, Zorori creo que se llama, me deja rondar por aquí fuera. Claro que yo respeto su lugar. Por ejemplo, sé que el es el señorito de la casa y en caso de colarme a comer dentro (sí, a veces me cuelo) lo hago después de que entre él. Yo espero a que él elija sitio cuando nos tumbamos «juntos» fuera. Es lo que tiene ser el que está de visita, o respetas, o te largan.
El otro día iba por la calle, venía a ver si me ponían de comer. En el camino, una humana extraña empezó a hacer ruidos extraños. Creo que quería que me fuera, o algo así. Pero no lograba entender sus sonidos, mira que, a veces hablan raro los humanos. Cuando ponen tono mimo, les entendiendo.
– «Hola bonito, ¿cómo estás hoy? ¿Quieres comidita? ¿Sí? Verás que rico está lo que te voy a poner.»
No acabo de entender por qué hablan tan raro, pero sí capto el mensaje. Sin embargo, cuando empiezan con los aspavientos humanos, no logro pillar ni la mitad de lo que dicen. El caso es que me voy corriendo porque no voy a perder el tiempo intentando entenderles. Aquella señora y sus gestos hicieron que llegara antes a ver si me ponían de comer.
Comer en la calle
Yo, antes, comía en el cubo de la basura, que está aquí a dos pasos. Me colaba entre las bolsas y encontraba los ricos manjares que suelen tirar los humanos. Os sorprendería saber todo lo que se puede encontrar en el cubo. Ahora se puede decir que soy un privilegiado. Todos los días me ponen de comer. Pero no me dejan la comida puesta para cuando yo llegue, tengo que llamar. Suelo avisarles de que ando por aquí y me ponen la comida en unos extraños cubículos un poco repijos (tengo que maullarlo). Creo que eso es lo que investigaban de comederos para gatos callejeros.
Cuando se van unos días, si que lo dejan ahí. Extraños depósitos de los que no para de salir pienso (¿cómo lo llaman pienso y no como?). Alguna vez he intentado sacar lo que hay dentro, pero no doy con el mecanismo.
Lo del agua, lo han resuelto con un cubito que rellenan y mira que hay bebederos para gatos chulos. Pero nada, a lo cutre.
Soy un gato suertudo
Aquí te dejo esta foto mía para que veas lo guapo que soy, si quieres te cuento cosas de mi historia. ¿Cómo fueron mis primeros años? ¿Cómo me las ingenio para dormir? ¿Dónde voy al desaparecer? Estoy dispuesto a contarte mis cosas, solo tienes que pedirlo en latrastiendadelosgatos@gmail.com