Se empeño mi amiga humana en que mirara los pendientes nuevos que se había comprado. Y yo, tengo que decirlo, ni caso. Tenía más ilusión ella en enseñarmelos que yo en verlos.
El caso es que perseguía con su mano extendida enseñándome su última adquisición. Qué orgullosa estaba, y yo a mis cosas. Es cierto, sus pendientes eran bonitos, pero tanta tontería humana podía conmigo. Sí querida amiga humana, yo te aprecio, porque me pones la comida y me rascas. No te niego que me encanta dormir a tu lado porque estás mullidita, pero de ahí a que me vuelvan locas tus pijadas va un rato. Y lo último ya es que te pongas a buscar qué tipos de pendientes de gatos se pueden comprar. ¿Estás majara?